miércoles, 29 de diciembre de 2010

lunes, 27 de diciembre de 2010

Lo que se me fue ocurriendo

Ya no quedan más que días, días para que el año acabe o para que nosotros acabemos con el año. Hacer un balance, yo que se, me parece una tarea demasiado ardua. Pero volcar lo bueno y lo malo del año, así, vomitando pensamientos, me parece mucho más posible. Y se me ocurren lugares a los que fui (como Villa Ocampo, como El Camarín de las Musas, como La Castorera, El Konex, Despacio Martínez o el CCEBA), lugares donde el arte se respira, en el pasto, en las paredes, en el escenario. Y se me ocurren autores que me conquistaron, que hundieron sus libros en mi corazón (Felisberto, Onetti, Fogwill, Rulfo, Baricco, Aira, Keegan, Galeano, Falco, Vian, Lunardi, Kennedy Toole, Marechal), se me ocurren poetas (Casanova, Auden, Pizarnik, Benedetti, Vilariño, Girondo, Lasky, Bello, Pavón, Casielles), se me ocurren muertes (Saramago, Nestor). También se me ocurren ciudades como Nueva York en verano y barrios encantadores como San Telmo, su olor a garrapiñada, sus ferias, su tango en los adoquines. Se me ocurre la música que vi en vivo desde las crónicas del viento (Lisandro Aristimuño) pasando por Norah Jones, Russian Red, Onda Vaga, Trebian, Marlango, Kevin Johansen, Soema Montenegro, Fito Paez, Pablo Malaurie, Gabo Ferro, el brillante Drexler y el eterno Paul Mc Cartney. Se me ocurre la delirante banda El Kuelgue y la comedia musical Billy Elliot en Broadway. ¿Y el cine? Se me ocurren películas que me marcaron (Los juncos salvajes, Alta Fidelidad, Caótica Ana, Un hombre serio, Red Social, El hombre de al lado, Paco, Manhattan, Half Nelson, Plan B, Un hombre solo, The girl, Toy Story 3, Whatever works, Ojos bien abiertos y la primera escena de Anticristo). Se me ocurren cronistas como Leila Guerriero, Alejandro Seselovsky y mi amiga Melina Torres. Y por qué no blogs, si se me ocurren tantos como Una Pecera Gigante, como Orsai, como Tres Pies del Gato, como Bellas y Malditos, como Luna, Elefantes, Descarrilar, Pajaritos, Lo escribo por tu bien, como Once Sur y Tanto por venir. Se me ocurren ilustradores como Lucía Franco, Ana Carucci, Verónica Blejman, Estibaliz Hernández, mi amiga Maite Mutuberria, el consagrado Liniers o Alberto Montt, se me ocurren Bob London y Berto Martinez. Se me ocurren viajes, ilusiones, amigas, amores rotos y amores indefinidos. Se me ocurre el Tigre y las canoas, Chascomús y el atardecer. Tambien se me ocurre la Esma y todo lo que ahi adentro me desordenó la mente, me erizó la piel. La Esma y la memoria. Y se me ocurre el Museo Evita, la Fundación Proa, el Malba, Eterna Cadencia, Libros del Pasaje, la Biblioteca Nacional. Se me ocurre el Festival de Ciudades Paraleles y la Internacional de los Shopping Malls. Se me ocurre, también, la cena en el Teatro para Ciegos, la música, los aromas y el sabor de la comida con los ojos oscuros. Se me ocurre la soledad del invierno, la calle Guatemala, las empanadas, el pasaje Bollini y el Paseo la Plaza. Se me ocurre la vuelta a la vida de los mineros chilenos. Se me ocurre la ley del matrimonio igualitario, la democratización de los medios, la creación del Ministerio de Seguridad, la fiesta del bicentenario y la de los derechos humanos. Se me ocurre Cerati. Se me ocurre, en este momento, la posibilidad de tener la computadora en frente y escribir mi año revoltoso teniendo a mi jefa del otro lado de la mesa. Se me ocurre echar de menos Madrid y, sólo a veces, llorar.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Nada mejor

Comparto el hermoso mensaje que me regalaron ayer, en la "cena de las chicas copadas" que celebramos en mi casa junto a un grupo de amigas que quiero mucho. Del colegio, sólo una. El resto, la vida me las puso en el camino y el camino se llenó de flores.
Hicimos un amigo invisible modificado, ya que en vez de que te tocara una de nosotras, nos tocaba un artista y teníamos que llevar algo que lo represente. Luego, revolvías entre varios papelitos con los nombres de todos los artistas del sorteo y recibías el regalo de la persona que tenía ese artista de amigo invisible. Yo saqué el papelito de Joaquín Sabina y mi amiga me regalo un pequeño champagne para brindar y una hoja con este texto, armado en base a las canciones del cantautor español. Si cerrás los ojos podés escuchar la voz que se raspa, podés oler el whisky, el tabaco, podés leer:

Puede que uno tarde 19 días y 500 noches en olvidar un amor, o que improvisando mentiras piadosas nos perdamos por el tejido y erremos el camino.
Es posible que algunos hablen de Madrid, o prefieran vivir en una ruleta rusa, rodeado de brujas, princesas, embusteras y dulces hoteles.
Otros pueden haber perdido infinidad de abriles, ansiosos por recuperar ese eclipse de mar que les devuelva las ganas de por fin, amanecer.
Pero a ese cobarde que pide atreverse, y a esa tortuga que pide correr, le sobran los motivos para brindar por un nuevo año que comienza y por esta vida que siempre vale la pena vivir!
Chin Chin por el 2011 y por todo lo bueno que vendrá!

Justo a mi me toca esto ¿no? Como si Madrid y el amor que olvidar y los caminos errados no tuvieran nada que ver conmigo. Como si las brujas y las princesas tampoco.
Chapeau por mi amiga Piru, que es una de las cosas más bonitas que conocí este año.
Extiendo el mensaje para todos, para que, como dice el poeta: recuperemos ese eclipse de mar que nos devuelva las ganas de por fin, amanecer.
De corazón.

viernes, 17 de diciembre de 2010

A ver si entendés

Mi psicóloga agotó su paciencia:

A: "Vos sabés que soy muy dura"
yo: "Sí"
A: "Bueno, yo no te lo digo por decir"
yo: "Aha"
A: "Vos tenés que tirarte a la pileta porque la pileta tiene agua hasta acá"

Me tengo que dejar de joder.
Empiezo a prepararme para el zambullido.
¿OK?

martes, 14 de diciembre de 2010

Mismo idioma

Lo dice Liniers


Lo dicen los tailandeses


Lo digo yo:

MUERTE AL BLACKBERRY

domingo, 12 de diciembre de 2010

Restos que se arrastran

Estoy arrastrando cosas importantes: el peso de las muertes de mi ciudad,el repudio a la xenofobia, la orquestación encubierta de un conflicto social, el desamparo de los que habitan mi suelo, la violencia de los últimos días. Arrastro lo que me duele. Los episodios se desordenan. ¿La gente rara de Villa Soldati como la califica el gobernador porteño es rara porque es inmigrante, porque no tiene vivienda? ¿Por qué es rara esa gente, por ocupar un "parque" ? Lo raro para mi es que haya gente que se olvide que la inmigración de los países lindantes es la que nos permite movernos, porque ellos están atrás de la construcción, atrás de las obras públicas, ellos levantan las paredes, construyen una vía subterránea, limpian los hogares de la clase media, ellos ponen el cuerpo, como también lo hace gente argentina. Lo raro es no darles un lugar, no implementar una política habitacional, no incluirlos. Lo raro es discriminarlos, decir que cruzan la frontera de la mano del narcotráfico y la delincuencia. Lo raro es olvidarse que inmigrantes también fueron nuestros abuelos. Lo raro es seguir escuchando discursos sin pies ni cabeza, es desentenderse del caos. No es joda. Se están perdiendo vidas, se están dejando atrapar por mecanismos políticos oscuros. Lo importante me desanima y se hace difícil de arrastrar en estos días de finales de año. Ayudemos a los inmigrantes.

jueves, 9 de diciembre de 2010

La vida misma

Es una semana sensible:
El aniversario de la muerte de John Lennon (y toda su música que me desarma)
El bebe de mi jefa que decidió no respirar más (y toda la pena que veo en los ojos de ella)
La charla por skype con mi amigo el que vive en Madrid (y todo su mundo al revés)
El libro de Onetti que termino de leer acostada en una hamaca paraguaya (y toda la magia que desprenden sus letras)
La performance de Sergio Denis en la fiesta de la otra noche (y toda la nostalgia en sus pantalones negros con brillantina)
El encuentro con dos señores que de mayores no tienen más que la edad, un hombre y una mujer sabios, bellos, adorables (y toda la carga emotiva que traen desde España)
El video de Albert Casals que recién veo (y toda la ternura que transmiten sus palabras)
El año que llega a su fin (y todo lo que pasa y no pasa)
La vida que parece doblarse en el centro exacto de mi corazón.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

I love you John

30 años sin Lennon


Nunca amé tanto a un muerto.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Que queme


Dice Alex, el piloto de guerra de la serie (brillante serie) In Treatment que el miedo es como el fuego. Si lo controlas, calienta tu casa, cocina tu comida, pero si toma el control: te puede quemar, te puede destruir. Bien, pero el fuego está, siempre, nos acompaña, subyacente, tímido desde la leña de la chimenea o la hornalla del horno, el miedo también, ahí, abajo de la piel, está siempre. No tenemos que dejar que nos incendie, pero sí permitamosle al miedo que nos queme, como dice Alex, que nos hierva la sangre del cuerpo porque para eso vivimos, para animarnos a sentir. Y todo acto tiene que poder quemarnos para que el acto cobre vida, tenga sentido. O acaso Alex dice no, para controlar el fuego encierro a mi hijo en mi casa, no quiero que nada le pase en la calle. Alex no dice eso, alex quiere que se hijo salga, grite, discuta y se embarre hasta las rodillas con sus amigos de la cuadra. Alex quiere que su hijo se queme pero no se permite a si mismo, ni siquiera, acercarse a la llama. Es absurdo controlar el miedo porque todas las acciones implican alguna forma del miedo, todas. Sí que podemos medir la llama del horno o la cantidad de leña en una fogata pero el miedo no podemos medirlo porque está ahí, en el centro de las miradas de las personas, en el centro mismo del universo, está y no se apaga. A nadie le resulta indiferente, porque el miedo, como el fuego, nos puede dejar fríos y a oscuras si no sabemos enfrentarlo. Puede dejarnos vacíos si no lo reconocemos, aislados, pero no puede carbonizarnos. No lo controles, sólo identificalo en el hueco del pecho, en las pantorrilla endurecida, en la boca rígida y una vez que lo reconozcas, entero, pesado, caliente, animate a sentirlo. No creo que nada de lo que pueda pasar después, además de un pico de temperatura, termine incendiándote.

(Ilustración: Raquel Aparicio)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Hacerla mierda

Para eso están. ¿Acaso alguien que la tenga no piensa lo mismo? Llega un día que sí, que se manda todo al carajo, que el calor del cemento quema demasiado los pies, que el encierro te corta la respiración, que el ruido de la calle te rompe los tímpanos y ese día la mirás, tan pequeña y reluciente, tan finita, la das vuelta, la odiás, la querés, la usas. Ese día te salva. Y yo que nunca antes había tenido una, de repente, me amigo con la relación de dependencia, me amigo con las nueve horas de oficina y sin pensarlo dos veces transcribo los numeritos, la fecha de vencimiento, el security code y aprieto enter. Esto no va a durar mucho tiempo, pienso, esto de vos adentro del sistema no va a durar mucho tiempo. Y espero comiéndome las uñas el mail con la confirmación de la movida repitiéndome a mi misma todo sea por las vacaciones, todo sea por las vacaciones. Ahí está, pues, ella, el cuadradito de plástico plateado, ahí, un objeto que duerme en mi billetera, que no pesa más que una pluma, el que me permite salir de la ciudad, atravesar la frontera y pisar tierras cariocas. Para eso están, la visa, la mastercard o la de cualquier banco, para satisfacer esas necesidades que tenemos en algunos momentos de nuestras vidas, para darnos un mimo cuando nos agarra el ataque. Sí, este es el momento de vivir, de no pensar en las cuotas ni en los reales ni en los gastos. Este es el momento de morder la banquina y estirar el pareo en la arena. Este es el momento de tomar una capirinha y convencerse de que comprar un pasaje a Brasil haciendo mierda la tarjeta de crédito es la mejor manera de arrancar el último mes de este año enloquecedor.