jueves, 6 de octubre de 2011

Al infinito y más allá

La gente no para de adorarlo. Murió Steve Jobs. Como pasa con los grandes, la admiración se potencia con la misma velocidad con la que se enfrían sus cadáveres. Voy a tener que caer en la gilipollada, como dirían mis amigos españoles, de subirlo al podio de los ídolos una vez muerto pero siento que es mi deber, por estar utilizando una computadora, por haberme emocionado en la butaca de un cine que proyectaba la primera película de animación de Pixar, Toy Story, cuando tenía 11 años y también cuando tenia 26, por los discursos que dio y que vi en youtube hace algún tiempo, por saber que al aburrirse en la facultad optó por encerrarse en un galpón a crear tipografías con un amigo, por fundar la monstruosidad que es Apple, por impulsar el pensamiento diferente y usarlo como slogan de su compañía, por rendirle culto a los locos, por contagiar el entusiasmo de aferrarse a lo que uno ama y crearlo, hacerlo, mostrarlo, porque a pesar de abultarse sus bolsillos con miles y miles de dólares, el tipo transmitió un mensaje de aliento, marcó un antes y un después en la era de la tecnología, porque nos acercó a la computación, a la música, al cine y a la telefonía, creo que es importante recordar que existió una persona que hizo algo bastante grande en su paso por esta tierra y ese algo nos facilitó bastante la vida. No podemos ignorar que la cabeza de Steve Jobs cambió, desde el plano tecnológico, el rumbo de la historia. Por eso hoy, aunque use PC, no tenga ipod y use un celular prehistórico, caigo en el cliché y veo este video en el que las imágenes y las palabras me ponen la piel de gallina. La voz es del genio al que hoy le digo gracias y adiós:

2 comentarios:

Vv dijo...

Puta madreeee, NECESITO aparecer en ese video. Chau, resignifiqué la meta de mi vida. Necesito un turno con mi psicóloga ajajaj
Te voy a extrañar mucho, te quiero más!

ME dijo...

Te lo robé!! Gracias, nuevamente........