viernes, 30 de septiembre de 2011

Música que amo

Hay dos músicos de acá que tienen entre los dos, cuatro bandas. Hay algo en ellos y en las cuatro bandas. Los escucho en vivo y pienso que están en mi casa. Desprenden una energía muy linda, transmiten eso que su voz canta. Las letras nacen del amor, la bronca, el despecho, la nostalgia. Son letras reales, que te llegan, que te hacen vibrar, que no se enroscan, por eso dice uno en la banda que lleva su nombre (Nacho y los Caracoles) ey amor donde estás, hoy desperté y no tengo a nadie al lado, por eso el otro dice en la banda que lleva su nombre (Alvy Singer Big Band) todas las cosas que duelen tienen tu nombre y se rompen. Escucharlos es adorarlos, es saber que hay cabezas que funcionan mas o menos como las de una, que hay sentimientos que no hay por qué caretear, que los corazones pueden romperse en mil pedazos, que hay minas rayadas de las que tambien se pueden enamorar los hombres, que los besos calman nuestras penas, que el mundo encuadrado a través de la ventana de los autos no se entiende, no se explica, que de todos modos, a veces hay luces de neón en el corazón. Escucharlos es querer tocar instrumentos tales como ukelele, flauta, saxo, xilofón, palitos, pandereta, maraca. Escucharlos es pensar lo lindos que son por crear esas letras, tocar esa música, es admirar la pasión que le ponen a sus bandas y saber que todavía les queda energía para formar parte de otras como Onda Vaga donde Nacho compone, toca todo, canta y Alvy acompaña con el bajo y como Campos Magnéticos donde cantan las versiones en español de las canciones de Merritt en los Magnetic Fields. Es saber que el power de Onda Vaga no se encuentre en todos lados, que la adrenalina con la que una sale contagiada de sus conciertos no es de este planeta, saber que la riqueza de la música de los Campos Magnéticos es sublime, que el engranaje es perfecto y las letras superiores. Haber conocido estas bandas me llena el alma porque van conmigo, porque me veo ahí metida entre frase y frase, entre compás y compás. Me hace bien saber que pude verlas en casas clandestinas escondidas en calles silenciosas de diferentes barrios porteños y que también pude verlas en espacios grandes como el ND Ateneo o el Konex, donde la gente grita, donde es completamente natural agitar el cuerpo y chocarte con los otros que como yo, en medio de la euforia, entienden que lo que suena es, por más cursi que suene, magia.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Pintó la melanco

Hoy es una verdadera noche de primavera. Hoy, me dan ganas de comer al clima a besos. Hoy, se terminó. Mañana ya será costumbre el calorcito de las 8 de la noche, las polleras cortas, los pies caminando al desnudo. Ya será normal ver las bicisendas atestadas y la gente deportiva corriendo por la calle, será muy común ver las terrazas ocupadas y las mesitas con cerveza en las veredas. Será día tras día un bache menor para el verano. Será así y yo seré allá. En ¿cuántos días? Veintidós. Y todos los árboles, todas las avenidas, todos los museos, todas las flores, todos los parques, todas las bandas, todos los teatros, todas las lindas personas, todos los graffitis, toda la literatura, todos los pasos que di en esta ciudad se me amontonan en los pensamientos, se me inmovilizan en un rincón del cerebro y todo lo que no es ese rincón deja de tener significado, porque lo único que de verdad me importa es todo lo que para mi representa esta ciudad zarpada que voy a extrañar como la puta madre que me parió.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Hay que decirlo


Esta obra se va al carajo.
Nada más.
Andá.
Quedan pocos funciones.
Andá.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Sostener la mirada

Hay una obra de teatro que están dando por estos días, una obra para nada pomposa, para nada comercial. Una obra con un guión excelente metida en una pequeña sala del barrio de Almagro. Se llama Los Talentos y habla de la juventud que todavía no se contaminó con el mundo de la juventud. Habla de la estupidez del mundo y de la batalla que emprenden dos adolescentes atrincherados en un departamento contra esa estupidez abominable. Es cierto que hay etapas y etapas, que la adolescencia es un mal que todo ser humano atraviesa y que de alguna u otra manera todos caemos en sus redes. En vez de querer, adoramos, en vez de odiar, detestamos, en vez de embriagarnos, vomitamos. Llevamos todo al extremo sin cuestionarnos nada. Vivimos como vemos que viven nuestros amigos, desequilibrados, y en masa. Pero los chicos de Los Talentos se saben poetas, intelectuales, se saben precoces y por eso compiten entre ellos escribiendo sonetos contra reloj un sábado por la noche. Combaten los ruidos de las motos, las colas de los boliches, la música electrónica detrás de una pizarra, detrás del humo de una pipa, detrás de una copa de vino. Proliferan el amor al arte encerrados en cuatro paredes, sin contactarse con el mundo que late adentro de las cabezas de los adolescentes promedio, ese mundo eléctrico que moviliza a multitudes de cuerpos jóvenes a aglutinarse adentro de un boliche para sudar la gota gorda y bailar frenéticamente. Ellos ven que algo anda mal y prefieren visitar bares y sostener la mirada de chicas que no reaccionan, de chicas que prefieren un chamullo barato de boca un machista descerebrado. Ellos siguen, de todos modos, insistiendo en la mirada sostenida, en el ambiente no tan pegajoso de gente que agita sus brazos al ritmo de una música indefinible, en formas de seducción alternativas y hasta ahí se animan. Y por más que no consigan entablar conversaciones, por más que sigan siendo ignorados, mantienen firmemente la mirada y rechazan las luces de colores, la masa enceguecida de un boliche cualquiera. Las noches en las que el mundo es demasiado y no hay posibilidad de tomar contacto con nadie, optan por recluirse en ciclos de cine trasnoche, o por iniciar competencias de versos cronometradas, o por un tinto, o por la lectura de un poema mientras el humo de una pipa cubre el departamento que los encierra, sin tener más que eso, más que al otro donde, inevitablemente, rendirse y sostener la mirada.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Por esto me gusta Ocampo

Conversamos. Él me tomó de la mano. "Hay que tenerse de la mano cuando uno habla de cosas íntimas. La comunión está en la palma." Y teniendo apretadas una mano encima de la otra, dijo: "Yo creo en esas cosas." Oscurecía y cerré los ojos. Fue en ese momento cuando me besó, pero sus labios tan tiernos apenas me tocaron y yo le dije que no se arrepintiera. "Yo nunca me arrepiento", le dije, " es tan lindo descubrir a alguien." "¿Dónde vive? ¿Dónde podré encontrarla? Estoy cansado", me dijo y recostó su cabeza enrulada sobre mi pecho. "¡ Qué triste el mundo de las fiestas! ¿No te parece?" "Me parece pero no es tan intolerable si aquí te he conocido." "Tenés razón, perdoname."

Silvina Ocampo, La Promesa

martes, 13 de septiembre de 2011

El norte en mochila

Viajar al norte argentino, sola, con la mochila a cuestas es usar remerita de día y gorro de lana de noche, es aguantar la ralentización de los ritmos, es comer entrada, plato principal y postre por 30 pesos, es subirse a un colectivo milenario y atravesar curvas inverosímiles en medio de una montaña a 4 mil metros de altura, es caminar por pueblos de 3 calles y escuchar voces francesas o norteamericanas a la misma vez que una chola trata de venderte torta frita, es asumir que el polvo entra en la nariz y bancarse un resfrío cojonudo, es acompañar con las palmas al peor cantante en la historia del folkore en una peña jujeña, es escuchar la música del agua que baja del cerro, es quedarte sin aliento al mirar el cielo de Iruya, es volver a pensar "¿me quedaría a vivir acá?" después de mirar ese cielo, es escuchar la palabra coquear y la palabra cerro con la "rr" pronunciada como "ll", es comprarse una mochila de colores con la bandera de los pueblos originarios, es pasar por pueblos con nombres como Palpala, Perico o Maimará, es conversar con dos hippies que dejaron Buenos Aires para regentear una casa mágica en lo alto de Tilcara, es desayunar con un alemán y prometerle que en mayo lo estoy visitando, es irte a dormir escuchando la música de Manu Chao, es hacer una excursión dentro de la chata de un local donde Marta Sanchez suena a todo volumen, es conocer a un cocinero y acompañarlo al mercado central para terminar comiendo palta con limón en el pasto, es conocer a un publicista podrido de la publicidad que planea viajar hasta donde de y volver cuando se le antoje, es enfermarte y que otro mochilero te regale jengibre, es cruzarte con personas que bajan a Tucumán y otras que suben a Colombia, es comer un tamal picante, es ensuciarte las zapatillas, es observar las sonrisas sin dientes, las caras surcadas de la gente, las miradas de los niños que salen de la escuela, es observar a turistas neozolandeses y pensar que hay argentinos que pudiendo, siguen sin conocer el norte, es sacar fotos y quedarte pensando en sacar otras más mientras tus ojos no pueden apartarse del paisaje, es cruzarte con mulas y perros con ojos vacíos, es clavar tu culo en colectivos eternos, es ver cómo las montañas multicolores recortan el cielo, como la luna alumbra las noches cerradas, es mirar para donde mires y dejar la respiración, dejar los ojos, rendirte. Es aflojar los músculos y abrazarte con extraños, es irte a dormir pensando cuán zarpada es la naturaleza argentina, y cuán inconsciente somos de esa magia los que cerramos la persiana y nos acostamos en nuestras camas escondidas en el edifico de algún rincón de la ciudad, es recordar cuán poderosos son los paisajes que, a veces, olvidamos haber visto en los pueblos del norte de un país hermoso.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Dejar la ciudad

Mañana estaré en Jujuy, pasado en Iruya y luego de unos días en aquel pueblo mágico voy a estar en San Juan buscando entre las geoformas del Valle Fértil el mejor lugar desde donde mirar la luna. Porque tengo ganas y porque al menos, una vez al año, pienso que hay que ir a lugares nunca antes visitados. El norte, la luna, los fósiles y las montañas serán el mejor paisaje de mi mes más esperado: Septiembre.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Lo que agosto dejó

Sos la persona con más onda que vi en mi vida.

A ver si me contagías un poco tu golpe de suerte.
Es que yo digo que es suerte, pero no es eso. ¿Sabés lo que es?
¿Qué?
Bajar el nivel de exigencia. Después te viene la suerte.

Ser estudiante de Puan es eso: comer por cinco pesos.
Y desgajar una mandarina en el pasillo.

Me intriga mucho cómo funcionan las cabezas de las personas que bancan injusticias.

No me causaron gracia los Les Luthiers.
Me estás jodiendo.
No. Es más, me daba culpa y tuve que forzar la risa para acompañar a todo el Gran Rex.

Odio a las parejas consolidadas.

No sabés lo que fue la fiesta. Encima llena de pibes.
Te juro que yo quería ir. Hasta me había puesto transparencias.

Si a mi me sale un hijo con pelo lacio, me muero.

Estoy enamorada de todos los daneses. ¿Ves? Esos son tipos montañistas. Bien machos.

Vos tenés que fortificar tus fortalezas.

Tía, eres la leche.

Gywneth Paltrow es la mujer más diosa de la tierra.
Para mí es un fideo sin salsa.
La más diosa es Penelope Cruz por favor. Es una bomba sexual.
¿Sos capaz de chuparle la concha?
No, pero le parto la boca sin dudarlo.

Hoy aprendí lo que es un hashstag y le enseñé a mi papá cómo abrir pestañas en el firefox.
Bien ahí.

Al final, la gente más peligrosa es la que no se cuestiona nada.

Hacés despertar en mí, mi única célula que debo tener relacionada con el arte.

Mi paladar me pide cosas dulces.
A mi me pide todo.

¿Vamos a ver a Juan Gelman al Cervantes?
Yo paso. Tenés que estar muy bien anímicamente. Ahora, si van a la de Veronese, avisá.

El lemon pie de esta casa es un monumento nacional.

Si no hay una ventana abierta, este auto está oficialmente hecho teta.

Me encantaría ser esas personas que aman correr.
Generalmente esa gente descarga sus problemas corriendo.
Claro, y para mí correr ya es un problema así que no hay forma.

Lo mio con De La Serna ya no es calentura. Es amor.

Yo no voto al kirchnerismo pero es verdad que la mayoría de la gente que más respeto es claramente kirchnerista.

Quiero tener un mini Mastroianni en mi mesa de luz. Le amo.
A mi me pasa lo mismo con Gerard Depardieu.

Detesto a los actores que vuelven 3 veces al escenario para ser aplaudidos. Con una vez alcanza.

Compro cada cosa que dice Eduardo Galeano.

Ya decidí que no voy a discutir política con personas que no se toman el trabajo de informarse.

Vos pensá que antes nuestros padres ahorraban y pudieron comprarse un lugar donde vivir pero ahora nosotros solo podemos heredar porque es imposible que lleguemos a comprar una vivienda.
Nosotros y todos los jóvenes del mundo.
Estamos cagados por el sistema.

Estuvo tan buena la sesión de terapia que cuando terminó caminé un montón de cuadras con mi psicóloga sabiendo que me desviaba porque la quería seguir.

Vos no le tenés miedo a nada. Sos una temeraria. Ojalá pudiera ser así.

Recién me comí una barra de chocolate águila con dulce de leche. ¿Es muy grave?
Nah. Si yo lo tuviera en mi casa lo haría todos los días.

¿Cuando seas famosa me vas a llevar a las premieres de tus películas?
Obvio.

Yo salgo de yoga amándome.

Muy forra lo que voy a decir pero cuando fui a Berlín pensé que me gustaría vivir allá para no tener que ver pobreza y angustiarme.

A veces me juzgo demasiado y pienso que si hago el ridículo es más difícil que piensen que soy ridícula.

Yo creo que Mc Donald´s tendría que prohibir el grill porque no tiene sentido que exista.
¿Cómo que no? Sentís mucho más el gusto a hamburguesa.
Ahí tenés un punto.

Creo que me bajé del tren de la locura y eso no está bueno.

Estoy muy intuitiva últimamente.
Qué bien. ¿Ves que sos buena?
Es que son los 28 años. Es la edad mágica.
¿Tanto? ¿Por qué?
Porque volvés a ser la que eras, a conectar con tu esencia.

Tengo tanta ansiedad por vivir que no puedo dormir.

Hoy tengo ganas de un novio para dejar de abrazar almohadas y tocar un cuerpo de carne y hueso.

Sos la persona más perseverante que conocí en el último tiempo.

¿Y si le ponés Florencio al bebé?
Me encanta pero no da que se llame así y nazca en primavera.
Claro.

Yo vivo para comer, no como para vivir.

¿Cómo puede ser que tu cabeza tenga esa capacidad de almacenaje?

El pendejismo se cura rápido pero la represión no.

Yo he hecho lo que sea con tal de no pedirle guita a mi viejo.
¿Qué hiciste?
Laburé el día antes de Navidad hasta las 4 de la mañana en un shopping limando a la gente para que consuma vestida con un gorro navideño y una bolsa gigante.

Yo milito por la revista Orsai.
Es verdad. Es tu partido político.

Yo tengo 40 amigos en facebook y 5 me borraron. ¿Qué les hice para que me borraran?

Ya tomé una decisión.
¿Cuál?
Operarme las rodillas. No pueden estar tan metidas para adentro.

No me digas que el pibe no te calienta cuando te saluda y te agarra la cintura.
Sí, es medio Bardem la verdad. Algo tiene.

Los baños de la UBA no están preparados para las mujeres indispuestas.

Esta banda me copa porque son todos unos losers.
A mi también me copa. Antes les decía que no para hacerles la contra.

A mí las películas de terror no me dan miedo solo en el momento. El miedo se me queda por un montón de tiempo, por eso mejor no las veo.

Estoy podrida de los vínculos familiares.

Quiero ser tan libre como Moria Casán.
¿Moría Casán?
Sí, porque dice lo que quiere y no le importa nada. ¿Sabés lo bien que se debe sentir?

Comer entrada, plato principal y postre se llama obesidad.

Qué ganas de volver a España y comprarme ropa porque sí.

Mirá cómo saliste en esta foto.
Desconozco a ese ser humano.

Yo me acuerdo que en el jardín nos hacían rezar antes de comer y una vez me comí una melba antes de rezar y casi me muero de la culpa.

Amy Winehouse murió por amor, ¿entendés? Es una divina la flaca esa.

La ayahuasca abre las puertas de la percepción.

El otro día tomé café armenio y no sabés el sueño que tuve.
¿Qué soñaste?
Que había un eclipse de dos lunas y bajaba del cielo en forma de pelota y rebotaba en el suelo y me tocaba. Después me hacía famosa por ser la primera persona del mundo en ser tocada por la luna.
Yo también quiero tomar café armenio.

Ahora vas y te comés el mundo, ¿eh?