jueves, 30 de junio de 2011

Lo que junio dejó

¿Vos si lo ves a Messi que hacés?
Primero lo toco para ver si es real. ¿Vos?
Yo creo que lo abrazo. Y lloro.

¿Hay algo más rico en este mundo que las empanadas?

Mirá lo diosa que es esa mina.
Ay boluda, tiene el diablo adentro, no.

Me hice íntimo amigo de Fabi Cantilo.
Y es verdad que está demente no?
Es un ser sufriente.

Yo no soy popular. Yo era popular.
No, sabés que pasa? Tu popularidad evolucionó.

Vos en otra vida debés haber sido gitana.

Yo no puedo no vestirme en composé. Mis hermanas me dicen banderita, siempre tengo que combinar algo con algo.
A mi me pasaba también, pero a los quince.

Yo no soy pro ningún partido político pero no podés ser pro pro y caer con el pin en el saco.
No tenés derecho.

Yo ya no tengo edad para ponerme cosas berretas.

¿Viste lo potro que está?
No se boluda, es igual a vos.
Te juro que si no fuera mi hermano me caso con él.

La conocí el sábado, salí el miércoles y nuestras almas se salieron del cuerpo y se dijeron hola, ¿como estás?

Yo podría ser vedette pero de las baratas porque las plumas me dan alergia, pero las plumas truchas, las de nylon ¿viste?, esas no.

¿Y a que te vas?
A contactarme con agentes, estudiar y probar suerte en Hollywood.
Ah, tranqui.
Bueno, eso es lo que deseo.

Yo nunca tuve ni un amigo de la facultad.
Yo tampoco eh?
Pero yo hace nueve años que voy a la universidad.

Veo estos videos y quiero casarme. Dura 10 minutos el deseo pero es muy real, quiero casarme y tener hijos y ser como ellos.

Ahora me enganché con un suecardi.
Siempre te buscás extranjeros vos.
Si, por suerte ya aprendió a decirme gordito.

Bueno, ahora te pintás, te ponés el vestido y los zapatos y sos Eva Mendes.

¿Sabés lo que tenés que hacer vos?
¿Qué?
Lucir tu lomo.

Yo realmente no entiendo qué pasa con los hombres. ¿Será que hay que hablarles en latín?

Cada vez que me arreglo me siento un traba.

Yo por vos me caso, me divorcio y te dejo todo.

Vos estás vestida como para ir a Woodstock.
¿Qué es eso?
Un festival de rock.
¿Acá?

¿Te vas a quedar leyendo a Sartre entonces?
Si no me suicido en el segundo párrafo, sí.

Si no fuera por la dieta, estoy orgullosa de mí.

¿Qué sería de mi vida sin los taxis?

¿Cómo que hay que ir de retro? Justo hoy que me vestí como Susana Gimenez.

Pensá en cuantas posibilidades hay de que yo me quede en una fiesta. De diez a cero, cero, ya sabés.

Yo en ese casamiento me sentí Barney bailando con sus amigos.

Qué raros son los cumpleaños ¿no?, ¿Qué pensás?
Que es un día muy careta. Te llaman, te felicitan por algo que no tenés nada que ver, te dicen feliz cumpleaños sin saber si es feliz o es una mierda y a la misma vez, te acarician el ego. Sí, son rarísimos los cumpleaños.

Estoy enamorada de Gerard Depardieu.
Yo también. Quiero que sea mi papá y me abrace todo el día.

La publicidad argentina tiene un nivel cada vez mas bajo.
¿Y vos que hablás si en tu vida ves televisión?
Sí, cualquiera.

Llegué a la edad en la que ya me ven como solterona y quieren presentarme gente.

Para mi el pibe se masturba pensando en él.
¿Por qué lo decís?
Por lo egocéntrico que es.

Yo hago todas las terapias alternativas pero estoy para la mierda ¿eh?

Estoy harta de que me digan que soy un personaje. Yo soy como soy.

El poder judicial es un zoológico.

¿Viste esta foto?
Sí, qué linda.
Tenía 7 años mas o menos ¿no?
Sí, cuando todavía eras algo dócil.

Tantos años nos tuvieron mirando al mundo por una cerradura y ahora somos víctimas de un exhibicionismo obseno.

Hay que dejar de decir que la gente que no se cuestiona la vida es simple porque no es así.
Qué simple. Esa gente es chata y punto.
Ahí va.

Yo me quiero ir un año afuera.
Yo también pero in eternum.

La diferencia es que nosotras pensamos algo y después pensamos mil cosas más, en cambio ellos se quedan en el primer pensamiento y listo.
Qué fáciles son los hijos de puta.

A mi, para que me guste un chico, tengo que admirarlo.
Bueno, este pibe sobrevivió a un incendio. Pensalo.

Yo no soporto cantar ni que me canten el feliz cumpleaños.
¿Y cómo hacés con tu hijo?
Estoy en los preparativos, saco fotos, ni la torta hago.

Ni las escuchas lo dejaron mal parado a Macri porque la gente cree que es tan estúpido que hasta es incapaz de espiar.
Sí, el tipo va y antes te toca el timbre.

Las pibas que se creen lindas, transmiten eso.
Ah, con razón no se nos acerca ni el loro.
Con el super yo espantoso que tiene este grupo, qué querés.

Pienso en tu futura hija y me la imagino toda despeinada.
Sí, bueno eso es obvio, pero no sabés lo lindo que le voy a dejar el cuarto.

Yo con la ex mujer de mi viejo puede escribir una trilogía como Star Wars.

Los hinchas de boca no nos joden porque pasar a la B es como que se te muera un hermano, ¿entendés?

Vos dejá de hablar pelotucedes y ponete a pintar mandalas.

Si yo no enchufo el cargador, por más que enganche el cable al celular, no se carga ¿no?
No entiendo, ¿qué me estás preguntando?
Bueno, estaba casi segura que no.

Qué genia todo lo que cocinaste. Estoy gratamente sorprendida.
Soy una persona con muchas capacidades.

Mi novio empezó taller de escritura y es el único almuno.
¿El único varón?
No, el único alumno. Y la profesora tiene 26 años.
¿Como se llama?
Clara.
¿Clara qué?
Clara conchuda. No se.

La concha es el agujero existencial de la mujer.

Hay 7 mujeres por cada hombre. Vamos a terminar siendo bisexuales indefectiblemente.

Siento que estoy barrenando una ola y nunca voy a llegar a la orilla.

Vivir con un hombre es lo mismo que vivir con todos los hombres.

¿Por qué unos escriben, dirigen, actúan y yo no puedo ni con una?

Le dije que está emocionalmente incapacitado.

Vos mañana prendé la tele 3.30 y mirá los primeros 15 minutos del partido. Fijate lo que sentís.

Ya está. Averigüe y Adam Sandler está casado hace 8 años. Y no tiene cuenta en Twitter.

Lo mal que estoy no tiene nombre ni apellido.

Le tiré la boca y me corrió la cara.
¿Y que hiciste boluda?
Le dije que un besito no se le niega a nadie.

Yo creo que voy a proponerle a mis amigos que juntemos 20 lucas y compremos a Lamela.

Al final tanto cuestionamiento existencial y nada.
Pero está bien, las preguntas hay que hacerlas igual aunque no tengamos las respuestas porque si tuviéramos las respuestas ¿qué? Nada tendría sentido.

miércoles, 29 de junio de 2011

Leído en la primera mitad del año

Los libros que leí esta primera mitad del año son varios, pero me hubiera gustado tener mas tiempo o haberlo repartido mejor para poder leer más. Igualmente, no quiero dejar de nombrarlos porque realmente son lecturas que merecen tenerse en cuenta. Los nombro y un toque los reseño, porque a algunos les puede aburrir pero a otros les puede inspirar confianza. No se, reseño porque disfruté de ellos y creo que es bueno compartirlos:

1 Andres Caicedo, Viva la Música. Un vómito explosivo de un escritor colombiano que escribe como si cantara, que desordena las palabras en la voz de un mujercita irresistible que se pierde en la droga, la rumba y el alcohol. Todo el descontrol que algo tendrá que ver con lo que él vivió hasta que decidió suicidarse a los 25 años, solo y perdido en un rincón de Cali siguiendo su filosofía, como promulgan sus letras: "Adelántate a la muerte, precísale una cita. Nadie quiere a los niños envejecidos".

2 Salinger, Guardián entre el centeno. Belleza de registro. Novela clásica, lenguaje no tanto y eso es mucho mejor. Me acerca a los adolescentes, me hace decir, sí, a pesar de todo, son niños que no quieren crecer, que necesitan de un abrazo largo, sentido, de alguien que los registre y les diga: esto es una etapa, nada más, una vez que la atravieses, todo va a estar bien, no te aflijas tanto. Cada capítulo: una alegría de leer.

3 J.M Coetzee, Verano. Qué manera de narrar la soledad sumada a la vejez. Y es él, en la tercera entrega de su autobiografía, contándonos lo que no cuenta en las entrevistas que no da, sensibilizándonos con cada persona que narra pedazos de su vida. Leer por primera vez a este premio nobel y viajar a tierras sudafricanas fue un descubrimiento maravilloso.

4 Alfred Hayes, Los enamorados. Joya. Leerlo y doblar la esquina de una página y decir: para, escuchá esto, a la amiga que tenía al lado tirada en la arena de una playa carioca. Un libro que no me voy a cansar de recomendar no sólo por su magnífica prosa sino porque de verdad, parece, los hombres pueden sufrir por amor casi de la misma manera que lo hacemos nosotras. Terminé con casi todas las hojas del libro dobladas. Hallazgo del año.

5 Clarice Lispector, La Araña. Es Clarice, pálida y luminosa. El personaje de la niña que no puede encontrar su lugar en el mundo, que desespera al punto de arañarse las piernas, la niña que a veces asusta, a veces enternece. Sus letras demasiado desgarradoras, demasiado pesadas en esta novela que ni muy muy ni tan tan pero es Lispector y siempre es bueno pasar por su mundo y detenerse a contemplar lo que ella ve desde sus ojos sensibles.

6 Felisberto Hernández, Las Hortensias. Decir te amo al cerrar al libro. Te amo Felisberto por tanta imaginación, por dar rienda suelta a personajes inverosímiles y a la vez queribles, tiernos, amorosos. Que obsesionarse por una muñeca sea la trama de tu libro y que me guste horrores, que cada oración me estire los labios en una sonrisa. Otro uruguayo en mi corazón.

7 Patricia Highsmith, Pequeños Cuentos Misóginos. Simplicidad para retratarnos y encontrarnos ahí, en sus cuentos de pocas páginas, locas hasta el hartzago, pero irremediablemente nosotras.

8 Roberto Bolaño, Los perros románticos. Letras sueltas, ideas para cuentos, poesías, desorden. Bolaño es Bolaño y qué grande es el mundo de su literatura. Bello libro para la mesa de luz, para recurrir a él y encontrarlo, diciendo cosas como: Te regalaré un abismo. El chileno como poeta en todo su esplendor.

9 Simone De Beauvoir, La mujer rota. Soy cruda y me la banco en el siglo XX. Soy mujer y te cuento cada una de mis miserias, porque estoy rota, porque soy indiscreta, porque soy Simone De Beauvoir y nací para romper los moldes franceses y mundiales explicandote que el mundo femenino puede ser fuerte y puede, claro que sí, desarmarte. Leerla es admirarla con el alma.

10 Carlos Gomero, Un yuppie en la columna del Che Guevara. El último libro de la trilogía de Gamerro (primero con Las Islas, después con Los Bustos de Eva) es una tremenda novela sobre la vida de un hombre burgués que se anudó la corbata en los noventa pero que tiene un pasado movido en el que no se reconoce, en el que la selva era su hábitat y la revolución su meta. Una historia tan atrapante escrita tan pero tan bien que me dan ganas de ir a besar a Gamerro en la boca y decirle, te zarpaste, y eso que no leí Las islas.

11 Fabían Casas, Los lemmings y otros. Boedo se desprende de cada cuento de este libro donde Casas habla de su infancia, su pubertad, su adolescencia y hasta su adultez. Un libro bien criollo, un lenguaje puro y duro, una forma de contar las cosas y unas cosas que contar que merecen ser leídas. Un escritor sin rollos, que te la bate así, porque así pasó y que logra una simpleza y una ternura que me derriten entera.

12 Patti Smith, Éramos unos niños. La magia de los setenta en ella, la artista más versátil, más terrenal, más sensible o una de las más, del universo neoyorquino por esas épocas. Cada párrafo es memorable, sus alusiones, sus influencias, sus amistades y su amor Bob que atraviesa el libro de principio a fin son un trozo de inspiración para cualquiera. Ser como ella, desearlo y suspirar y pensar en algún futuro, y ponerme a transcribir citas en un cuaderno después de terminar de leerla. Bravo Patti Smith.

13 Nick Hornby, Cómo ser buenos. La historia la cuenta una mujer, pero la escribe un hombre, y una se pregunta cómo puede ser que parezca siempre ella, la mujer con el corazón abierto, la mujer herida, la que escribe esas páginas. Hornby tiene un don y leerlo es acercarse un poco al planeta reducido de la clase media inglesa, pero vaya planeta, y ver cómo allá, tan lejos nuestro, existen personas tan parecidas a nosotras. Magistral novela del existencialismo de los seres humanos que plaf, te clava un puñal en el estómago. Somos así y Horny sabe muy bien cómo contarlo.

14 Juan José Saer, Nadie, nada, nunca.
Hijo de re mil puta, pensaba mientras leía cada frase de este libro. Llegué a decir No, no en voz alta en un viaje en colectivo. Todo lo que uno ve, puede ser escrito, todo lo que pensás que no, también. La historia en un pueblo que se derrite en febrero, el mes irreal, en la pluma de un tipo que sabe describir hasta como rompen las gotas de lluvia contra el suelo. Realmente, me emocioné con tanto talento en sus páginas. Quiero más Saer en mi vida.

15 Los números 2 y 3 de la revista Orsai. Ya hablé sobre esta maravilla el mes pasado, ya no puedo agregar más nada. Sólo pedir que por dios, alguien me haga el favor de leerla. Van a adorarla, van a crecer, van a querer viajar conmigo a Sant Celoni a comer una pizza de Comequechu y a tomar un vino con Chiri y Hernán, sus geniales editores.

lunes, 27 de junio de 2011

Por esto me gusta Gamerro

"Cada hombre es muchos hombres, a lo largo de los años, hombres tan distintos entre sí que, si alguna magia los pusiera cara a cara, se verían como extraños, y apenas sabrían hablarse. Por eso existe la memoria, esa compleja urdimbre de astucias y trampas, cuyo principal componente no es el recuerdo sino el olvido, encargado de ir borrando sin descanso a todos los que fuimos para que el que somos no se enrede y tropiece en la maraña de sus discrepancias. La memoria es la garantía de la identidad no porque preserva al que fuimos en el que somos, sino porque lo anega y lo honra. Así, los hombres de ayer se están desenvolviendo constantemente en el de hoy, así como el de hoy se disolverá eventualmente en el de mañana. ¿Pero que sucede cuando nos enfrentamos inesperadamente no a un recuerdo trabajado por el olvido, sino a un registro bruto, un rastro del pasado, sea un diario, una carta, una foto olvidada, o en la súbita, aniquiladora irrupción de la memoria involuntaria, que de un plumazo borra el ilusorio presente y reinstala en su lugar al imborrable pasado? Entonces el hombre que fuimos avanza a grandes trancos, mientras lo miramos paralizados, aferrados con pánico de usurpador a los brazos del trono de la identidad para que no nos saque de un empellón y siente en él sus reales."
(Un yuppie en la columna del Che Guevara)

sábado, 25 de junio de 2011

Que sí, que sí

En Buenos Aires la conocí pero nunca hablé más de 10 minutos. Era la amiga de Chascomús de mi amiga. Una vez le dije: sos igual a Susú Pecoraro y me dijo que después de ese día todo el mundo empezó a decirle lo mismo. Cuando me fui a vivir a Madrid me enteré por mi amiga que la chica de Chascomús parecida a Susú Pecoraro se iba a vivir a Barcelona un tiempo, a cambiar de aires, total, acá no hay nada que me ate, parece que dijo, encima tengo nacionalidad española. Y aproveché un puente del verano europeo para viajar a la ciudad catalana y le hablé por chat y me dijo: venite a casa. Y fui. Caí con la mochila, desensillé y me quedé viviendo unos días: caminamos por el paseo de Gracia a la salida de su trabajo y me acuerdo que le dije: no te olvides nunca que pasás todos los días, más de una vez, por la puerta de la Casa Batlló, fuimos a la Barceloneta de noche, comimos burritos, tomamos un algo en La Cafetera, hablamos de Dostoievsky en la terraza de su casa cerca del metro Marina, hablamos de hemoficción, la extraña corriente de teatro que estaba experimentando, hablamos de cine, de música, de amor. Y un día, cuando el calor pegoteaba nuestra ropa al cuerpo, paseando por la calle, me dijo: ¿Y si nos cortamos el pelo? Dale, le dije, me encantó. Y yo, que tenía el pelo por el culo, salí de la peluquería con un corte por debajo de las orejas. Ella igual, un poco más moderno. Y nos pusimos una flor rosa al costado. No necesitamos confirmar después de mi estadía que lo que había entre nosotras era una clara conexión de nuestras almas. Cuando vino ella a Madrid, también paró en mi casa y un día mientras me cambiaba en mi cuarto, con toda la naturalidad del mundo me dijo con ese tono agudo que la caracteriza: Sos muy cogible vos. Y yo estallé de la risa, doblándome en dos, pensando que la chica de Chascomús no tiene ni un filtro y qué copada es la chica de Chascomús. Paseamos por los parques más verdes de la ciudad, fuimos a la Casa Encendida, tomamos unas cañas en Lavapiés y sin pensarlo dos veces entramos a una cabina de fotos dentro del metro. Pusimos los labios en trompa, click, y guardamos la fotito en nuestras billeteras. Luego, subimos al bus con destino a Toledo, pasamos el día, planeamos viajes por Europa y luego, nos despedimos. Cada una se quedaba con la certeza de que a la vuelta, en Buenos Aires, íbamos a reencontrarnos. Y primero llegué yo. Después de unos meses, ella. Y era como tener una parte de España muy viva en mis difíciles días porteños: daba dos besos cuando saludaba, coño decía, decía mogollón y lanzaba un vale cada tres palabras. Nos pasamos noches enteras hablando de allá, pensando en qué carajo pasaba con nosotras en Buenos Aires, noches de vino, humo y tarot, tratando de comprender, tratando de definir nuestro exilio y nuestro retorno, divagando con las caras serias, indignándonos con el mundo, ríendonos de las estructuras, acomodando y desacomodandonos en el sillón verde de mi departamentito de Palermo Viejo. Que sí, que sí, pensé: definitivamente esta persona pertenece a mi planeta. Que sí, que sí: Así, como ella, la chica de Chascomús parecida a Susú Pecoraro que guardo en mi billetera, así de exquisita me gusta que sea la gente que me rodea.

miércoles, 22 de junio de 2011

Cerca de Fabián Casas

Dice Casas, sentadito detrás de una mesa en un piso de El Ateneo, que escribe gracias a la dictadura, que cómo su literatura no va a estar atravesada por la violencia si nació acá, en Argentina, si se crió cuando esos cínicos con cara de piedra gobernaban el país. Que a ellos les debe los libros que leyó porque todos los que estaban prohibidos, él salía a buscarlos. Dice que lo que escribe es lo que lo rodea, que los personajes son sus padres, sus amigos de la infancia, su primo mayor el que guardaba bombas molotov en un rincón de su pieza, el que coleccionaba comics, el primo por el cual escribió un cuento que el califica como western monto y que a mi me la voló. Escribe sobre el portero de su edificio, ese que fue acusado de matar a dos personas y terminó ahorcándose en la cárcel. Ese asesino de Boedo del que después se enteró que era inocente y que la policía decidió hacerle una cama porque estaba solo en el mundo, porque no habría forma de que alguien pudiera salvarlo. Escribe sobre los amigos de su mujer sentados alrededor de la mesa número 9 en un casamiento y ella se enoja y le borra el texto de la computadora en un ataque de nervios. Va a lugares en donde la gente se cruza, en donde se puede apreciar la diferencia de la raza humana, esos lugares como el bar La guerra de las galaxias en donde hay mujeres con tres tetas, ex futbolistas venidos a menos, lugares que son los que mas le despiertan la imaginación. Y también va donde está el peligro, porque ahí es donde está, para él, la salvación. Y escribe, lento, porque prefiere mucho más leer, porque se distrae haciendo karate, pero escribe. Convierte en ficción personas y lugares insólitos: los lleva a poesías, cuentos o novelas. Y después lo llevan al cine, como pasó con Ocio. Dice que escribir un cuento es como trabajar con material radiactivo, que todo tiene que estar milítricamente ubicado en su lugar, que nada tiene que sobrar, que si se pinta de más un avión, el avión puede perder el equilibro. Que el camino de la novela en ese sentido es más fácil porque se puede cargar de pintura, se puede uno desubicar. Y claramente así es como Casas escribe, desubicándose, primero desde la poesía, después desde cualquier género. Y aunque escriba de todo, Casas recomienda tener otro laburo, no depender de publicar, no, escribir con el cinturón blanco puesto, ese cinturón que simboliza al eterno principante, escribir sin aspirar al cinturón negro porque ese cinturón está así por la suciedad. Tener esto como un hobby y escribir limpio para los lectores que no nos van a leer en vida, para esos que todavía no aprendieron a conjugar los verbos. Escribir yendo en contra de nuestra habilidad, escribir después de leer a Tolstoi, después de leer autores de estilos variados, probar como hace él con su hija dándole de comer alimentos de diferentes colores y texturas, probar diferentes letras. Y dice todo lo que dice con esa voz sin altibajos, esa voz tan parecida a la de Leo Masliah que me da una ternura enorme, no solo ese tono sino esa sinceridad y esa simpleza que me dan unas terribles ganas de ser su amiga, de ser alguien cercana a él. Y bueno, me consuelo con saber que al menos, al leerlo, de alguna manera, él se acerca a mí y yo, con la nariz metida en las páginas que él escribió, me acerco a él. Tan cerca como cuando leí Un bosque pulenta, o como cuando sus poesías me hicieron decir wow. Yo vivo y lo leo, él vive y sigue escribiendo, para escupir su realidad, para lo que quiera. Lo cierto es que escribe y lo siento cerca.

lunes, 20 de junio de 2011

Los amores imaginarios


Un director de 21 años, repito, 21 años, canadiense, lindo, piensa una historia en un tren, la escribe, la dirige, la actúa, la produce, la postproduce. La hace película y la presenta en Cannes para arrancarnos suspiros y sonrisas, para llenar nuestros ojos de colores de Almodovar, para sembrarnos toda nuestra admiración a él, artista multifunción, canadiense, lindo, 21 años. Un nombre: Xavier. Un apellido: Dolan. Un chico que se animó a escribir su primera obra: Cómo maté a mi madre en base a los sufrimientos que atormentaron su adolescencia. Se animó a pedir prestado dinero a sus amigos y sus amigos confiaron en él. La filmó y la llevaron a Cannes y se llevó la ovación y los premios. Se siguió animando y creó Los Amores Imaginarios: una historia con un tono de Woody Allen, una música de ensueño, una época colorida, unos primeros planos sabrosos, unos testimonios estrafalarios, un paisaje encantado, un vestuario impecable, una juventud radiante, impulsiva, fluorescente. La amistad y la sexualidad, la obsesión, la incontrolable belleza de un chico andrógino, sensual, tierno y a la vez inalcanzable. Un ángel que cae y confunde mentes y corazones, que atraviesa la noción del amor y de la belleza en la juventud. Un trío que oscila entre la fantasía y la realidad, que lleva a la perdición, al ardor, a la locura. El no poder más, el jugarse todas las cartas, el desilusionarse. Un hermoso guión sobre pasiones que nacen y mueren, sobre corazones que se entregan, se salen del cuerpo, se mueven frenéticamente y de repente, porque los amores obsesivos son así, empiezan a quebrarse y sin poder evitarlo, se chocan contra un vidrio, estallan y se rompen. Eso es lo que cuenta Dolan como director en la piel de Frankie, el chico gay, sensible, frágil y romántico que protagoniza esta película que yo ya califico como obra de arte.

martes, 14 de junio de 2011

Qué iba a saber

Qué iba a saber que yo ese día de verano en la costa, alguna tarde suelta de enero, qué iba a saber del futuro. Después del "foto, foto" habré vuelto a sentarme en la arena o habré corrido a mojarme los pies en la orilla sin pensar en nada más que los fichines a los que iba a jugar en el centro o en los churros rellenos que me iba a comer con mis hermanos. Eso era el futuro. El inmediato, el después de acá, allá, depués de esto, lo otro, porque me invitan a hacerlo, porque me llevan, me traen, me conducen. Qué iba a saber esa noche al ponerme el pijama que algún día iba a cumplir con dos cifras, que algún día mi mamá iba a dejar de peinarme con la palmerita al costado, que algún día iba a usar corpiño y pintarme las labios de rojo y proyectar acostada en la cama, que algún día iba a escribir no para llenar las fichas del colegio ni para completar un examen, sino para inventar historias, que algún día iba a dejar mi casa de Godoy Cruz y que también Buenos Aires, que iba a cruzar el océano e instalarme en una pequeña ciudad de una península en donde se baila flamenco como si se volara, donde se dice coger en vez de agarrar y follar en vez de coger, qué sabía yo que mis labios iban a pronunciar la palabra Malasaña, que un día iba engullir doce uvas en año nuevo e iba a nadar en el mediterraneo. Qué sabía yo de los besos, del rock, del mundo de Onetti, de Pizarnik o de Marechal. Qué sabía yo que iba a amar tanto las nubes. Qué iba a saber yo que un día iba a encontrar hombres tan desarticulados e iba a quererlos tanto, mujeres tan descabelladas que iban a enseñarme a vivir. Qué iba a saber yo que un día la magia de la infancia desaparece y también la ciclotimia de la adolescencia, que un día esos fantasmas se instalan en la parte alta de la espalda y la adultez, llamando desde el final de una playa sin nombre, lucha para que el mundo que vamos construyendo se arme de a poco, se desarme, se vuelva a armar, una y mil veces hasta cansarnos. Qué iba a saber yo del peso de mi mundo interior. Que iba a saber yo que a los veintisiete la vida iba a situarme tan cerca de los afectos, tan rebalsada de ideas y sueños fascinantes, tan tapada por mis enriedos mentales y a la vez tan lista para agarrar el machete y abrir, firme, el camino que se esconde tras las ramas.

jueves, 9 de junio de 2011

Te lo digo in english

Digamos que las personas que son creativas son creativas y punto. Pero acá hay más de veinte maneras para mantener esa creatividad. Como generalmente somos (y me incluyo) bastante distraídos, está bueno saber que sin disciplina generalmente los caminos se tuercen. Y este videito te tira unos tips zarpados que uno ya los conoce, ya los practica pero nunca está de más recordarlos. Cumplo con casi todos los enunciados en mayor o menor medida, así que este video me sirve para decidirme a acentuar lo que está bueno y a dejar de hacer lo que resta. Agregaría, como para extender el número a 30, una de las más fundamentales formas (si no la más) de alimentar la creatividad: la lectura. Me sorprende mucho que no esté en el video porque no creo que haya un mundo mejor que el de la literatura para hacer volar nuestras mentes y vivir lo que no vivimos o lanzarnos a conocer lo desconocido. Para mi, no hay un motor mejor que desarrolle mi imaginación. Tampoco está el cine ni la pintura, asi que a los amigos creadores del video, desde ya, les pediría que agreguen: READ, GO TO THE MOVIES, SEE PAINTINGS y lo dejamos en 32. Bueno, dicho esto, mirad y formad sus propias opiniones:

29 WAYS TO STAY CREATIVE from TO-FU on Vimeo.

Gracias a mi creativo amigo Fran que lo difunde. Una cabeza pelada que adentro funciona como una licuadora de esas que hacen ruido y trituran cuánta fruta se le inserte. Un tipo atrevido.

Voilá!

miércoles, 8 de junio de 2011

Pedalear en verano

El cuerpo duro y la cabeza blanda. A mil la cabeza, frenética. Querer soltarlo todo y agarrar fuerte un manubrio de una bici cualquiera y pedalear, pedalear, pedalear. Todo lo que pueda. Olvidarme de la ceniza y los volcanes en erupción, olvidarme de las responsabilidades, de las embajadas y las películas, olvidarlo todo. Andar en bici y atravesar paisajes y sentir olores y escuchar el ruido de las hojas al caer en la superficie, el ruido de las hojas que aplastan las ruedas. Vaciarme de la ciudad, de todo lo que contamina la ciudad: los autos, los perros endemoniados, las caras torcidas de la gente, las veredas rotas, la oscuridad. Y salirme de mi, arriba de la bici, y volver a ser esa niña que jugaba en la arena, que se reía del mundo, que bailaba al ritmo de las canciones de Xuxa cualquier día de la semana, eléctrica. Volver a arrugarme los dedos en el mar. Ser ella, en un cuerpo adulto, ser ella y no preocuparme por el futuro. No sentir las articulaciones paralizadas ni el vértigo de la incertidumbre en el pecho.Por un rato, ser esa niña, la que pedalea, pedalea y pedalea sin tener idea que de grande ya no se baila con ese desenfreno ni se construyen castillos de arena, esa niña que piensa que el mar siempre va a estar al lado del camino al girar la cabeza hacia a un costado. Esa enana que sólo respira el aire que desprende el verano, como si no hubiera otras estaciones, como si no fuera lógico que el andar en bicicleta sea la mejor manera de enfrentarse a los golpes del viento.

viernes, 3 de junio de 2011

Primeros y locos amores

Todas lo tuvimos en la pubertad. Esa obsesión sobrenatural, ese idilio sin remedio al que le ponemos diferentes caras, diferentes nacionalidades, profesiones y nombres. Ese hombre al que no vamos a renunciar nunca porque realmente creemos que algún día, bajo un cielo de estrellas fugaces y luminosas, ese hombre va a agarrarnos de la cintura, va a mirarnos a los ojos y va a partirnos la boca. Pegamos posters con su cara en las paredes de nuestros cuartos adolescentes, recortamos cuanta foto se aparezca en diarios y revistas, forramos las carpetas escolares con esas fotos, estudiamos sus vidas en profundidad, nos aprendemos sus cumpleaños y los nombres de sus hijos y pensamos que algún día vamos a poder acariciarles sus cabelleras, averiguamos vida y obra de sus parejas y nos imaginamos el día en que llorarán desconsoladamente por haber sido desplazadas por nosotras, rascamos hasta el fondo de sus personalidades para saber no sólo cómo se comportan si no cuál es su comida preferida y qué programas miran por la tele. Son nuestro elemento, nuestro motor, nuestras noches de insomnio en las que mordiéndonos los labios soñamos con sus ojos brillantes y con el beso eterno que nos damos. Esos príncipes por los que batimos nuestras pestañas y suspiramos exageradamente, marcan un momento en la vida en el que las preocupaciones se limitan al color de esmalte que vamos a elegir para pintarnos las uñas o a un capítulo injusto de la telenovela estrella en el que la protagonista llora por los impedimentos para estar con su amado. No hay nada más que nos obstruya el camino. Y en mi vida ese momento tuvo lugar en 1996. Mientras que mis amigas lloraban con cada canción de Enrique Iglesias o coleccionaban la revista Tv y Novelas con un joven Leonardo Di Caprio en la tapa, yo abría el suplemento deportivo del diario La Nación y recortaba cada recuadro en el que estuviera la cara de Matías Jesús Almeyda.

Mis hermanos se solidarizaban con mi romance apasionado y me regalaban las figuritas de los álbumes de futbol en las que él aparecía. Me veía todos los partidos en los que él jugaba y sufría desgarradamente cada vez que erraba un gol, miraba el puntaje que le habían puesto al otro día en los diarios después de su desempeño en la cancha y me enojaba si el número no era alto. Llegué a preguntar cuán lejos quedaba Azul de Buenos Aires barajando la posibilidad de tomarme un bondi para ir a buscar su casa y decirle que lo amaba. Veía todas las notas periodísticas que se hacían después de cada partido de los Juegos Olímpicos y escuché la vez que declaró su amor por María. Creo haber llorado al enterarme por su propia boca que tenía una novia y que le mandaba saludos desde Atlanta. Pero mi amor, en vez de disminuir, se fortaleció y no perdí las esperanzas. Y debo contar con algo de miedo y vergüenza pero con el consuelo de que las machas de la pubertad las llevamos todos en nuestro pasado, debo confesar, que cada domingo cuando estaba por empezar Sorpresa y Media en la televisión, mi corazón empezaba a acelerarse y se me enfriaba la sangre. Pensaba que sí, que era muy posible, que cómo no iba a venir Almeyda a mi casa de Godoy Cruz disfrazado del chico del delivery a traer la pizza o las empanadas. Entonces, ay, cada vez que escuchaba el timbre, los domingos, mientras en la tele escuchaba la voz de Julián Weich, gritaba Yo Voooooooy y corría a ponerme los lentes de contacto, me acomodaba un poco el pelo en el espejo y bajaba a mil las escaleras. Iba hasta la puerta con las rodillas temblando y como la puerta tenía una ventanita que abríamos para asegurarnos de que del otro lado no hubiera ningún desconocido, yo ponía la mano en la perillita y con el pecho a punto de estallar pensaba: se vienen las luces de las cámaras, se viene la cara de Matías bajo una gorrita de alguna pizzería del barrio, se viene el momento más excitante de mi vida, se viene la fama, el amor, la felicidad. Pero no. Abrí la ventanita un montón de domingos y nada de eso vino nunca.

Jamás pude concretar ese encuentro, por más que le pusiera todas las fichas, por más que pensara lo evidente que era que mis padres escribieran una carta para contarle a Julian Weich cuál era el sueño de mi vida, por mas fe que tuviera cada domingo a la hora de la cena, nunca lo concreté. Y ahí sí, al ver que mi familia no me tomaba tan en serio, al ver que Luis Miguel era una estrella por la que valía invertir en un sueño de Sorpresa y Media y no un jugador de futbol con pocos goles en su haber, mi amor empezó a desvanecer. Y justo ahí me entero de que la notera carilinda de Tv Show, esa que siempre cerraba las notas diciendo: Es tan lindo Matías, esa que en un punto me caía bien porque sabía apreciar, como yo, la belleza del sexo masculino en Almeyda, esa hijaderemilputa, lo había conquistado. Y ya mi corazón se achicharró y no quise leer las revistas en las que él aparecía junto a ella en los jardines de su nueva mansión en Italia, no quise saber cuántos hijos tuvieron, ni quise seguir su carrera futbolística en el Lazio. De un momento a otro y sin que me diera mucho cuenta me crecieron las tetas, me empecé a fijar en chicos que vivían en mi barrio, dejé de recortar el suplemento deportivo y de mirar los partidos de la Selección con tanto entusiasmo. De un momento a otro guardé las carpetas con su cara en cajas que nunca más abrí y perdí el montón de figuritas que coleccionaba. Asumí, inconscientemente, que había crecido y que el amor, a cierta edad, puede confundirse con la idealización desmesurada de alguien que por tener hoyitos a cada lado de su boca y pasarle la pelota a Batistuta puede romper el corazón de una chica que todavía no entiende que la ilusión tiene sus límites y los futbolistas sus requisitos.

miércoles, 1 de junio de 2011

Lo que mayo dejó

No tolero la idiotez humana.

Bueno, capaz un poquito bipolar soy.

¿Hacemos una productora de contenido?

Tener un hijo es lo mismo que tener un tatuaje en la cara.

Bueno, decime que vas a querer.
Una de verdura, una de choclo y una de queso y cebolla.
Lo peor que vi en mi vida tu pedido.

La cosa es así: Vos y yo somos las dos personas más copadas de todo Buenos Aires.

Me gusta que llegás hasta el final con la justicia. Discutís hasta el final. Eso me copa de vos.

Yo a Polino lo banco. Empezó de personal de limpieza en canal 9 y mirá donde llegó.

¿Y bien los padres entonces?
Sí, la madre dice fuistes pero bien.

No, si tenés 28 años, vivís solo y tenés una cama de una sola plaza, no da, sos un rata.

Convengamos que vos muy standard no sos.

Listo, la moza nos odia.
Sí, que jodida es.
Y me da bronca porque se que no es de mal cogida.
Claro, si fuera por eso te banco, pero no, esta bien garchada la hija de puta.

Mi abuela dice que soy parecida a Guillermo Andino.
No está bien tu abuela.

Quiero tener la casa de Carrie Bradshaw.

¿Qué esta pasando con Telefé Noticias no?
No se, pero no me parece que un noticiero funcione así.

A Bucay hay que quemarlo en la hoguera.

Mi hermano se fue a un cenáculo. ¿Sabés lo que es?
¿Un sana culos? No, ni idea.
¿Y vos?
¿Un lugar donde cenan culos, será?

Estoy extrañando mucho Barcelona.
Es el cambio de estación, no te preocupes.
Ah, es verdad.

¿Y vos como estás tanto tiempo?
Cansado del éxito.

No hay nada más deserotizante que un hombre en jogging.

Yo a Cristina cada día la banco más.

Leí que hay una obra social que va a cubrir la depilación definitiva.
¿Y ahora me lo decís que acabo de gatillar mil mangos la puta que te parió?

Mi mamá fue con una valija a Sorpresa y Media a ver si le saltaba la silla y ganaba el viaje, pero no le saltó.

¿Esta es tu letra posta?
Sí, ¿que pasa?
No, que da enfermo.

Si el pibe pasea a su perro a las 8 de la mañana, en un futuro va a estar dispuesto a llevar a tus hijos al colegio. Es un candidato.

Bueno, ¿vamos a la fiesta entonces?
No se chicas, yo con ustedes voy hasta el fin del mundo.

Si alguien me confirma que Adam Sandler tiene Twitter, yo abro una cuenta y no paro hasta conquistarlo.

Desde que el mundo es mundo que las mujeres le hinchan las pelotas a los hombres.

¿Viste que el mundo te absorbe?
Sí, y te da miedo seguir así.
Claro, yo no quiero que mis ideas sean absorbidas y me da miedo tener mil años y ver que sigo con las mismas ideas y que nunca hice nada.
No sabés lo bien que me hace saber que sos igual a mí.

El que te mira no piensa si te vestís bien o mal, piensa que estás confundida.

Yo lo único que quiero es tener a mi bebito conmigo y que se me achique el culo.

Volví de ver a Jack Johnson con mariposas en la panza, lo llamé y le dije: Te acabo de meter los cuernos con la cabeza. Sory.

Darle un beso a Menem es como besar una berenjena al escabeche.

Pobre Fabi. 20 años estuvo enamora de Fito.
¿Tanto tiempo?
Sí, los 10 que estuvo con él y los 10 que tardó en olvidarlo. Ella misma lo dice.
Qué jodido.

Estos son los momentos en que voy caminando por la calle y veo un manco o un perrito vagabundo y pienso: "bueno, aunque sea estoy mejor que él"
Sí, los perros vagabundos están peor pero no tienen este choclo mental que atormenta los días los hijos de puta.

Mi hermana se toca pensando en Aníbal Ibarra.
Es un lindo tipo.
Un toque asesino, pero un toque nada más.

Hoy me pase un montón de tiempo escuchando exorcismos con los auriculares puestos en el trabajo.

Es tan poco el tiempo libre que tengo que yo lo paso con las personas con las que realmente me siento cómoda.

¿Y le trajiste muchos juguetes al enano?
Si, le traje una pistola. Odio regalarle pistolas pero esta tenía luces.

Me quedé a dormir al final.
¿Y bien?
Se levantó y puso música electrónica.
Listo.

Los traumatólogos son muy pajeros, se sabe.
Ah, mirá.
Si tenes la autoestima baja en vez de pasar por una obra en construcción, anda a cualquier sector de traumatología y vas a ver cómo te la levantan.

Creo que me compro unos tambores y empezamos con la banda.
Listo, voy pensando canciones.

¿Vos no le tenés miedo a los aviones?
Para nada. Me encanta abrir la bandejita de la comida y sorprenderme.
Pero un aparato que vuela por los aires, ¿no?
Lo tomo como un medio que me lleva a la aventura.

Echarri me hartó con esos suspiros. No lo puedo ver.
Pero a mi me encantaba en Resistiré. Bah, es obvio que en verdad me calentaba con ella y pensaba que era por él.
Es obvio.

Los gustos de helado hablan de lo más profundo del alma de una persona.
Yo pido mousse de limón y dulce de leche.
¿Dulce de leche solo?
Sí.
No, bueno, no entendés nada.

Vinieron mis suegros a comer.
¿Y que tal?
Hice una polenta que me salió como el orto.
Ay no.

Para nosotras el mundo es demasiado.

Amigas normales vos. ¿No, no?