viernes, 5 de marzo de 2010

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Primera noche en Guatemala. No el país, la calle. Primera ducha. Primer almuerzo en el bar de la esquina, en el que me encuentro. Florentina, buenas ensaladas. De fondo canta la voz quebrada de Joaquín, yo aprendí a quererla querer y ella no. La moza dulcemente mexicana. Las tortas que me miran desde la heladera, dulcemente también. La calle tranquila, sin semáforos, los árboles y el viento que mueve sus ramas. La independencia. La tarde sin tiempo un viernes cualquiera del mes de marzo. El verano en sus últimas instancias y esa brisa que te toca haciéndose la distraída. Los dos pisos por escalera. La heladera recién instalada marca desconocida. El silencio del barrio y de mi piso. El jardín que se ve desde mi ventana. El recuerdo de mi infancia adoquinada en este mismo distrito. El recuerdo de Felipe, mi perro y mis hermanos en miniatura. De mi pileta, mi galería, mis puertas de madera y mi pequeño jardín. El recuerdo, también, de la soledad madrileña, de los bares, de los paseos sin rumbo y sin hora. La fragilidad de mi corazón. La memoria que se hace grande y me abarca, la puta memoria que me terremota. La suspensión en el aire de una libertad mayúscula. Las llaves nuevas en mi bolsillo. Las ganas de salir corriendo, con los ojos mojados y la sonrisa inmensa, por este, mi viejo y nuevo barrio: Palermo.

3 comentarios:

Sarabarabá dijo...

Bienvenida al barrio Makuni! Lo mejor en esta nueva etapa que recien comienza y que te encuentre con felicidad, libertad y mucha alegria!!!!!!

pd: somos taaaaaaaan vecinas y taaaaaan amigas!

China dijo...

Palermo fue mi barrio toda la vida, lo fue hasta hace una semana. La independencia me llevó para otro lado, por suerte estoy cerquita.

Brindo por los cambios que traen felicidad!

Beso!

See you soon!

Princesa haragana dijo...

bienvenida sea la libertad!! m alegro muchooooooo por vos mak!