viernes, 29 de octubre de 2010
Así te lo digo
lunes, 25 de octubre de 2010
miércoles, 20 de octubre de 2010
Amiga y Señora
La cosa es asi:
Juana, mi amiga más churra, se casó. Y fue fuerte. Verla entrar de blanco, con la cara mojada y a la vez radiante, con la flor en el pelo y los ojos llenos. La canción que su papá compuso para su mamá en el día de su casamiento. El novio paradito y feliz. Los pasos lentos como de princesa y la sonrisa romántica. Llegó y se tiró arriba de su ratón, como ella le dice, de su Juan. Como si se estuviera por romper, él la abrazo y se quedaron así, varios minutos. Ceremonia, palabras sacerdotales, alianzas, oremos. Salieron chochos, marido y mujer, Juana y Juan. Besos y más besos para los novios. Fotos y claro, fiesta. Chascomús encendido, vibrante. Juana con su vestido de película, no me pega decía, no me pega. Baile incesante, huesos desparramados por toda la pista, música de escándalo. Juventud, divino tesoro pero somos grandes decía. Sí. Ya se puede decir que somos grandes. Baila el vals, tira el ramo, vuela por los aires. La misma Juana que canta, que duerme mil horas, que mueve sus rulos, que llora con lágrimas saltarinas, que se ríe con la boca enorme, que cacha todo, que dice bru cuando algo sale bien, que dice a la bolsa cuando algo sale mal, que usa mil anillos, que grita cuando se emociona, que dice campamento cuando sabe que algo bueno está por pasar, que dice buen día cuando ve un lindo chico, que dice estoy hecha pito cuando está cansada, que se rasca la garganta haciendo ruido, que mira los programas de cris morena, que dice querer actuar con cris morena, que usa ropa de muchos colores, que tiene un hemisferio izquierdo más desarrollado de lo normal, que dice hippie en vez de desbolada, colicoli en vez de mamá y mamosha en vez de aparata. La misma Juana levanta el ruedo del vestido, seca su bozo transpirado y camina por el salón a las siete de la mañana colgada del brazo de su marido. Se va del baile, de la noche, se va brillando. Es ella, la misma amiga que adoro, mi número free, mi cómplice y todo, la que se pone las orejas de Minnie y dice que sí en el altar, la que repleta de alegría saluda después de la boda y dice las quiero bajo las nubes del cielo de Chascomús. La Juana de siempre que ahora usa un anillo más pero de oro y que marca con una cruz el cuadradito casada en cualquier ficha que señale el estado civil. La misma.
A mi Juana del alma, como no iba yo a escribirle esta canción.
sábado, 16 de octubre de 2010
jueves, 14 de octubre de 2010
Al pelo
miércoles, 13 de octubre de 2010
Lo bueno del facebook
domingo, 10 de octubre de 2010
Todo lejos

jueves, 7 de octubre de 2010
Escena de hermanos
martes, 5 de octubre de 2010
Septiembre bajo el agua
Así nomás, sumergirse en una bañadera hasta el tope. Agua tibia, gotas de sándalo y por qué no, hidromasaje. Que sí, que septiembre fue un mes movido. Que sí, que de vez en cuando una se tiene que desvestir y transofrmarse en burguesa. No sabía, no tenía idea todo lo que implica el casamiento de una íntima amiga. Ideas, millones de mails, organizaciones, horarios, gastos y mucha energía. Agotamiento físico despues de una despedida de soltera a todo trapo, dolor de piernas, de cuello, de brazos. Encima, la dieta que nunca, jamás, es buena compañera de los días. Renunciar a las lays, a algun antojo dulce, uf. Adelgazar, por lo menos, un poquito. La búsqueda en todos los bolsos y las carteras, la pérdida irremediable del puto dni, las colas largas con el apremio del tiempo, con el estrés de un registro civil que espera la documentación pertinente para poder ser testigo de un casamiento. La llegada de esa amiga con la que te sentás a charlar y nadie te para, más despues de dos meses de no verla, el encuentro con ese amigo que hace dos años no ves y te desarma en una charla de café. El trabajo, si tu jefa se mete en un quirófano y se ausenta por 10 días, sumado a la inesperada visita del dueño de la companía, sumado a la obra de la oficina que te obliga a mudarte un piso y reordenar el escritorio. La terapia que te sigue clavando el puñal en cada sesión. La mudanza, claro, la mudanza de un departamentito de dos ambientes a uno de los grandes, el cambio de vivir con el silencio de una al ruido de 6 y varias teles. La recibida de mi hermano, su título de abogado a los veintitrés, sus pasos correctos. Septiembre, bendito septiembre. Frío, lluvioso, soleado, tremendo septiembre que se pudo salvar de mis garras gracias a los viajes en colectivo donde la lectura me llevó a los mundos bizarros de Vian y a los mundos tiernos de Onetti. Salvado también por la música de Paez en la Biblioteca Nacional, por la de Drexler en el Rex, por la escapada vital a un Chascomús primaveral, por una laguna enorme y un sol que se escondío mientras yo hacía la plancha en el pasto. Como hoy, adentro de la bañadera, disfrutando de las burbujas, del silencio, de la noche, desprendiendome de las contracturas del cuerpo, de la voz de tinelli, de las ideas, de los mails, de la convivencia, de la muerte súbita, los asesinatos, las rebeliones y de todo lo que sujeta mi vida más allá de los libros.