Es grande Almudena, grandota. Y tiene la voz raspada, como Sabina pero en mujer. Sus respuestas son largas, las palabras justas, como si estuviera leyendo, no se traba, no dice muletillas. Dice que empezó a escribir por culpa del futbol. Dice que de pequeña, los domingos en su casa eran siempre alrededor del futbol. Como habia una sola tele, una sola transmision y un solo canal, los partidos eran sagrados y ningun niño ni ninguna mujer podía interrumpir a su padre y a su abuelo frente al televisor. Por eso las mujeres hablaban susurrando en la cocina y a los niños los encerraban a pintar. La poca habilidad para dibujar, la hizo, por aburrimiento, ponerse a escribir cuentos con tan solo 8 añitos de edad. Y me enternece que hable de sus comienzos como narradora. Y me interesa, también, que hable de España, del lento despertar de la memoria histórica. Compara la transición con una raya en el suelo que separa la España polvorienta, antigua y oscura con la España luminosa, moderna y multicolor, una simple raya que había que saltar fuerte, con todos los pies adolescentes a la misma vez, con todo el peso de una juventud que cayó tan fuerte que borró la raya y se olvidó de esos cuarenta años tortuosos, porque tenían ganas de salir corriendo, de no volver a pensar en el país como jaula o como refugio aislado del mundo. Y corrieron hasta que se les gastaron las zapatillas, hasta que les crecieron las canas, hasta que se sentaron a pensar en el pasado. Y concluyeron en que la generación que hizo el salto fue la primera generación en no tener miedo, en no tener respuestas, en no tener hambre y quisieron reivindicarse y buscar, por más que doliera, buscar elementos reveladores del pasado. Por eso se anima a investigar y a escribir una novela como El corazón helado, a desentrañar historias familiares de la guerra civil, a mostrar el pequeño universo de una ciudad sitiada, a documentar con estilo un trozo de la historia española bajo el régimen franquista. Por eso defiende la democracia, la movida de los ochenta, el socialismo y los derechos humanos. Por eso abraza la causa de la recuperación de los cuerpos de los fusilados bajo la dictadura, para que la apertura de esas fosas, empiece a cerrar las heridas de todos los familiares de las víctimas que quieren identificar a sus muertos. Y por eso simpatizo con Almudena, por su sensibilidad, su compromiso, por su bonita manera de expresarse y de narrar, por su pasión por los libros y por todo esto, ademas de simpatizar, la admiro. Cómo me gustaría tener el doble de edad y estar ahi, sentadita como ella a sus 50, en la sala Victoria Ocampo de la Feria del Libro, hablando de mis novelas, mis cuentos y mi escritura, desprendiendo ternura y teniendo empatía con el público.
4 comentarios:
Coincido Makuni, Almu nos entro directo al corazón ayer a la noche. Ahora bien, no vas a contar cómo termino todo? (pensé que me encontraría con eso al leer este post)
bueno,si, pero no sabía cómo contar que Miranda se le acercó al finalizar la charla y le dijo: te queremos regalar algo, este libro que escribió mi amiga, estando yo parada al lado con cara de quinceañera constipada y no con cara de escritora canchera.
makiii, encontre tu blog en la semana
y a pesar de que tenia que internarme a estudiar no podia evitar entrar cada dia a leerlo
me lo lei TOOODOO, desde el comienzo!! cada cuento, cada post
me encanta lo que escribis, y lo que transimitis con tus palabras tus estados de ánimos, tus cuentos
me gusto, y me llego, mucho
te mando un beso enormeee !!
sofi
GENIA ALMUDENA CON SU CORAZON HELADO!! FELICITACIONES MAKI POR TU LIBRO Y TU BLOG!! ESTOY FANATIZADA!!!
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