lunes, 16 de mayo de 2011

Algo de la televisión argentina

Tener una tele en una casa de dos ambientes en donde no hay ni internet ni teléfono es un hecho aislado para alguien que tiene blackberry. Vivir durante 20 días en una casa en esas condiciones para alguien que no tiene blackberry es un gran acontecimiento. Mi amiga se fue de viaje y yo ocupé su casa. Mi amiga se relajó en Norteamérica y yo enloquecí en la calle French. Música tampoco había, más que un dvd que llevé yo de un concierto de fito paez que escuché más de una vez, por lo que se puede decir que la televisión fue mi mejor compañera. Y está bueno que asi haya sido, porque un tiempo prudencial de canales de aire ha logrado remover mi cabeza e impulsarme a analizar lo visto. Además, justo cuando me mudo a esta casa televisada se revuela el mundo: Se casan los príncipes, muere Osama Bin Laden, y beatifican al Papa. Con lo cual los canales de noticias cautivaron mi atención, no por la noticia en sí si no por las insólitas coberturas que realizaron poniendo a la cabeza a la caradenada de Cristina Perez forzando un british inverosímil y mostrando a la cámara los preservativos con la cara de William y Kate como si fueran el último tesoro del siglo. Y si hablamos de noticieros hablemos de Telefe Noticias que cada medianoche me sorprendía con un Pavlovsky resuelto detrás del escritorio, que hace chistes malos y que habla por encima de los trailers de las películas que anuncia como estrenos. Germán que confunde el rol de conductor de programa de entretenimientos con el de periodista del noticiero de uno de los canales con mas audiencia en la televisión argentina. Y bueno, la televisión argentina. De lo poco que he visto mucho puedo decir. Descubrí que Pamela David conduce un programa de noticias junto al gordito que me cae bien y que morirá siendo co conductor. Pamela David que en verdad no conduce, ella solo se banca los primeros planos y bate las pestañas cargadas de rimel tratando de convencernos de que por estar lidiando un panel es más que una cara bonita. No, Pamela, no way. También Federica Pais conduce uno del estilo en la televisión pública y verla me dio nostalgia. Fue encontrarme con su cara después de P.N.P y extrañar su risa descontrolada. Ahora es seria pero me cae bien igual, mucho mejor que su hermana. A.M no llegué a verlo porque A.M madruga más tarde que el resto de los mortales y yo ya estaba en la oficina. A veces, y porque lo de mi amiga está a 4 cuadras del trabajo, me escapaba en la hora de almuerzo a tirarme en la cama y en la tele, de fondo, se turnaba Luis Ventura y su patética cara de sabelotodo con la dupla de Listorti y Dumas que desde ese estudio horrible, me causan una tristeza tremenda . Los temas de este rubro: los mismos. La infidelidad de Juana Viale, el acoso a Losteau, la depresión de Mirtha, los últimos mamarrachos de gran hermano y cuando ya se quedaban sin nada: los fantasmas adentro del placard de Emilia Attias. La gente compra cualquier cosa. Igual, entre ver eso y la porra de un Julian Weich esquizofrénico agitando jugadores con cara de pokers, resulta difícil elegir con qué quedarse. Por la noche estaba poco así que del prime time solo vi 678 cuando pude porque a mi esos debates me siguen atrapando y cada intervención de los periodistas me contagia las ganas de informarme. Qué si son oficialistas, si ellos dicen ser oficialistas. Sus temas mas el documental que hizo Telenoche sobre el aniversario de la muerte de Bob Marley fue lo único que realmente me interesó de la televisión abierta durante los días hábiles. Ya más tarde, cuando volvía por ahí agarraba el final de los únicos de donde rescato las apariciones de Siciliani y los estrafalarios discursos de Nico Cabré que siempre me saca una carajada. La novelita de Echarri no me interesa, sencillamente porque no me agrada ver su constante ceño fruncido ni sus gigantes orificios nasales ni sus labios de cuero. Ese peinado engominado le queda como el demonio y ya me cansó su tono de voz. La que dan en el 13 ni idea, se que la protagoniza Gaetani y por eso nunca le di una chance. La única que iba bien era Contra las Cuerdas que con De la Serna al frente se llevaba todos mis suspiros. Ya cuando se me caía la cabeza, soportaba los noticieros de medianoche y con los ojos entrecerrados escuchaba a Fantino que todavía no entendí que tipo de programa conduce. Rescato a nivel ficción el nuevo unitario que protagoniza Julio Chavez no solo porque todo lo que hace ese hombre brilla sino porque la historia se la juega. Con solo el primer episodio adivino que la tira promete. Y así, El Puntero desplaza a Caiga quien caiga, que cada vez se la juega menos. Los domingos por la noche, queda claro, se ponen pulenta en el trece salvo que estés despierto para escuchar en el once al opinólogo del deporte por excelencia, el ex gordo Bonadeo que a mi me enseña un montón de cosas y no se por qué, le tengo un toque de aprecio. De todos modos mi estadía se termina justo cuando arranca Bailando por un sueño y Susana Giménez, dos productos a los que siempre es más saludable darles la espalda si se quieren conservar las neuronas así como están. Mucho mejor enfrascar la mente en alguna que otra entrevista política y volcarnos a evaluar las propuestas de nuestros candidatos a jefe de gobierno que no sé como nos dejarán las neuronas pero por lo menos las pueden poner en movimiento. Pongamos el dedo en el control remoto y escuchemos a esos hombres hablar. Si no, de última, abramos un comité de apoyo a la causa García Belsunce y quememos las neuronas inventando nuevas teorías que capaz hasta podemos sentarnos en la mesa de La Cornisa y robarle un poco de pantalla a Majul. No se, la televisión argentina, según lo que pude apreciar estos días, da para todo.