domingo, 12 de abril de 2009

Voyage

887 km, 9 horas dentro de un auto de 7 plazas, un desplazamiento eterno desde Brujas hacia Bordeaux, un viernes santo, un cielo cubierto de nubes, un día gris con frío y con lluvia. Viajo con mi familia, nos atascamos junto a otra cantidad de autos donde cientos de pasajeros y conductores con caras largas son testigos de un congestionamiento infernal en la carretera francesa. Y yo, con la cara apoyada contra una de las ventanas del auto, como si estuviera personificando a la protagonista de una nostálgica película americana, observo mi alrededor a través de ese cristal con gotas de lluvia. Miro el costado del camino, los arboles, los coches, el cielo nublado, escucho The Elephant Song, toco el pelo de mi hermana que duerme apoyando su cabeza sobre mi regazo, huelo el café que toma mi papá mientras maneja, y saboreo el chicle de durazno que mastico. Y mientras avanzamos, me pregunto si alguna otra vez voy a pertenecer a un cuadro de este tipo, en este país y en esta carretera atiborrada de vehiculos impacientes y desconocidos.

1 comentario:

vV dijo...

wow, espero q valores ese cuadro, muchos nunca llegan a tenerlo!
muaaak