miércoles, 21 de octubre de 2009

Solita y sola

No es fácil estar sentada en el sillón del departamento de tu familia, con las rodillas contra tu pecho y los pies descalzos. No es fácil porque el tiempo -que es extenso - se burla de vos mirándote en silencio desde la televisión apagada, la persiana baja o los vasos vacíos de la noche anterior. Entonces apoyás la barbilla en tus rodillas y te vas haciendo más pequeña a medida que los minutos avanzan. Y en el momento exacto en el que el minuto que marca las seis de la mañana se consume, sentís una pelota en el pecho que te perturba mucho más que el silencio que reina en la televisión, en los vasos o en la persiana baja. Sentís que tu cuerpo te incomoda, que te vas a derrumbar, que te pesan los párpados como dos sacos de té mojados y abatida por la noche que se transforma en amanecer, cerrás los ojos y te quedás dormida. La luz que entra por las grietas de la persiana anuncia la mañana de un domingo radiante y Argentina despierta sin que nadie se entere de que adentro de un departamento amplio, de un edificio sin gracia, de una cuadra fría, de un barrio paquete, de una ciudad inquietante estás vos hecha un ovillo de lana en medio de sueños que se enmarañan en tu inconsciente. Sueños que sin avisar a nadie, te estiran las comisuras de los labios y forman una sonrisa de niña.

3 comentarios:

Majo dijo...

Demonios, sería incapaz de publicar lo que yo escribí simultáneamente a tu lado.
SimpleMaki.

Majo dijo...

Lo volví a leer. Me gustó mucho más. No sé adular. Si lo supiese, lo haría con muchas palabras, palabras tan bien encontradas como las de tu texto. Pareciera que son hermanas unas con otras.

Unknown dijo...

Ay nena!! que bien que escribís! no puedo parar de leer!!