miércoles, 16 de diciembre de 2009

Torre de panqueques

Qué difícil es mantener la mente sana cuando se esta desocupada. El pensamiento es mucho mas uniforme cuando la cabeza está pendiente del trabajo. Hacer esto, luego lo otro. Cumplir objetivos.
Ordenar ladrillitos. Uno arriba del otro. Armar, desarmar, resolver.
Pero cuando el tiempo libre se nos viene encima, plaf, los ladrillos se convierten en en una torre de panqueques. Todo se tambalea, se encorva, se ablanda. Irremediablemente una empieza a ocupar esos espacios vacíos con cuestiones que incomodan, con tormentas que mojan demasiado. La cabeza se vuelve una jungla, los remolinos se potencian, el ruido se agudiza y claro, los panqueques se caen.
Todos nuestros pensamientos superpuestos, enredados como un cable de teléfono anudado.
¿Qué se hace?
Se ojea una revista, se agarra la computadora, se ordenan los cajones, se compran cosas, se ve televisión, se habla por teléfono, se sale a correr.
Uno descarga metiéndose de lleno a hacer actividades que distraen pero en el fondo del fondo se siente esa ligera cosquilla molesta como una sirena de ambulancia lejana que trata de hacerse oír.
Si la escuchamos capaz está bueno. Vamos panqueque por panqueque delicadamente, los desmenuzamos en pedacitos, lo masticamos y quieras o no, la torre se va haciendo cada vez más pequeña.


2 comentarios:

Majo dijo...

Que hariamos sin los panqueques, no seriamos nosotras......es la dura realidad de la gente que va siempre para adelante, amiga.
Te quiero infinito.

Martín dijo...

je, es verdad, suele pasar eso.