jueves, 19 de noviembre de 2009

Lake Taupo

Sola en Nueva Zelanda, cuatro meses parecen años. Empecé con la idea de viajar un mes, pero no pude volver. Algo me tiraba del brazo y me quedé. Busqué trabajo y decidí hacer lo que siempre quise: sentirme libre.
Mirando la laguna de Taupo en medio de un atardecer de película hice el click y automaticamente destrabé mis pensamientos. El cielo se llenó de estrellas y yo me vacié de estereotipos. Con un cigarrillo como único compañero fui despojando conceptos que me aturdían: crédito, oficina, éxito, marido, departamento, posgrado, hijos, mucama. Di una ultima e intensa pitada y me levanté dejando mis 30 años en el pasto.
Caminé dando pasos lentos por la arena, achiné mis ojos y solté la risa. Una carcajada tras otra, una loca descarriada, yo misma, más feliz que nunca. Paré un momento en seco, apoyé la mochila en el suelo y saqué la cámara. Me puse seria de repente.
Con toda la energía concentrada en mi mirada, con el cuerpo firme y la emoción al borde del alma agarré la cámara. Clavé mis ojos en el paisaje sin ni siquiera pestañear, respiré hondo, miré a través del visor y disparé la foto en el momento exacto en que una estrella fugaz marcaba su destello.
Se extinguió en un suspiro dejando el polvo en el aire, dejándome enamorada y con la boca abierta. Fue en esa fracción de segundo que comprendí que ese era mi destino, que nada tenía más importancia que mi paso por esta vida: eterno y fugaz al mismo tiempo.

1 comentario:

Princesa haragana dijo...

ay q ganas de ser audry y saber sacar buena fotos