domingo, 9 de agosto de 2009

Hay veces y veces

Hay veces en las que está todo bien con algo y otras en las que está todo mal, por más que ese algo sea la misma cosa, sin alteraciones. Me refiero a nuestras reacciones ante una misma situación, que se modifican según el momento que estemos atravesando debido a FACTORES EXTERNOS o debido a ESTADOS DE ÁNIMO.
Por ejemplo, me suele pasar que vivo de diferentes maneras un mismo viaje en colectivo. Si estoy con prisas o no aguanto las ganas de mear (factor externo) y el chófer se pierde un semáforo en verde por esperar al flaco que viene corriendo pidiendole con la mano que lo espere, pienso: hijo de puta, arrancá, no esperes a alguien que no está en la parada. En cambio, un día que no tengo prisas ni compromisos puedo pensar: qué buena onda el colectivero, menos mal que esperó al pobre flaco que viene corriendo desaforado.
Me siguen?
Si estoy en mi casa tirada en el sillón viendo una película y me llama por teléfono mi mejor amiga en la mejor parte puedo atender con un hola seco y mantener una conversación entrecortada con un tono desganado, o puedo poner stop y saludarla enérgicamente para habalr de cualquier pavada, por más que me haya interrumpido la película en la mejor parte. (estado de ánimo)
Uno se ve condicionado por esos factores externos como los horarios establecidos o las descontroladas esfínteres, o por esos estados de ánimo que van variando según los días. Y las situaciones que se nos presentan pueden afectarnos terriblemente o resbalarnos de manera exagerada.
Me pasa tambien en casas ajenas. Por ejemplo, si me invitan a comer y llego con hambre y veo que hay sólo una ensalada para comer ODIO al anfitrión de turno con todo mi ser, pero si llego y estoy a dieta, lo AMO, porque gracias a él (anfitrión) no tuve que enfrentarme con la posibilidad de poner en riesgo mi promesa alimenticia.
Y en los éxamenes, si me estudié la vida y el profesor no aparece digo: hijo de puta, con todo lo que se, veni que no quiero que se me borren estos conocimientos. En cambio, si no estudié una mierda, digo: vamos carajo y zafo como la mejor.
Me explico no?
Uno se ve implicado con las cosas de la vida según el día que le tocó. Es que, simplemente, nuestras reacciones son circunstanciales. Y es por eso que para mi puede estar genial que llueva una semana entera de verano en la ciudad más calurosa del mundo porque trabajo en una oficina claustrofobica, y para mi vecina de abajo puede ser una cagada que llueva ese misma semana de verano porque justo se tomó esos días para rajarse a la costa y broncearse en la arena.
Con lo cual, señores, dicho esto, les advierto que lo mismo me piden la hora y los saco cagando, como les puedo sonreír amablemente y decirles: como no, la una menos cuarto.

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