lunes, 25 de mayo de 2009

Taller X - día lunes-

Para el taller de este jueves tenemso que hacer un diario íntimo. El narrador tiene que ser un personaje inventado por nosotros y tenemos que ponerle su propia voz y escribirlo en primera persona. El diario abarca sólo una semana y tiene que haber, en ese período, un conflicto al que nuestro personaje se tenga que enfrentar.
He aquí lo que salió de mi imaginación, transportándome a otra época y transformándome en un adolescente de clase media. Seguiré con el diario durante la semanita que se nos viene encima.
Hoy los dejo con un lunes lejano, allá por 1984, en donde sino Argentina.

6 de septiembre de 1984
Hoy es mi cumpleaños. Hoy pasó lo de siempre. Me desperté y cuando llegué a la cocina estaban mamá, papá, Romina y Lucio esperándome con la torta en mano.
Mamá con el salto de cama, papá en pijama, Lucio en cueros y Romina en camisón. Mamá agarró los fósforos, papá apagó la luz y mientras Romina encendía las velas yo miraba el piso y me sacaba las lagañas de los ojos. Lucio ni se inmutaba. Entonaron un feliz cumpleaños desafinado al unísono y desayunamos todos juntos.
Por suerte fue lunes y tenía todo el día para entretenerme en el colegio, o sea, fuera de casa. Pero cuando volví, después de la clase de inglés estaban los monstruos. Mi vieja invitó a la tía Nora y a la tía Matilde que me esperaban con medialunas y bizcochitos para tomar el té con ellas. Me tiraron de las orejas y me regalaron, entre las dos una colonia con olor a pis de gato. Al rato llego la tía Nelly que se vino desde Buenos Aires. Yo no puedo creer lo al pedo que esta esa señora para hacerse 80 km desde Buenos Aires al cumpleaños de un sobrino que casi ni conoce. Por lo menos me regaló una campera de jean que esta buenísima.
A la noche comimos en familia todos menos Lucio que no vino porque tenía entrenamiento de básquet y llegaba tarde. Quisieron esperarlo para que me diera el regalo pero ya era casi medianoche y no había vuelto, así que me entregaron el reloj pulsera ellos tres y me besaron en la mejilla. Me queda bien, es un Casio digital con miles de funciones que tengo que aprenderme.
Nota:
Creo que ya sé por qué Lucio nunca llegó. Se atrasó a propósito para no tener que estar en la cena y no darme el regalo con los demás. No quiso estar para evitar feicitarme y abrazarme. Está enojado porque sospecha lo mío. Ayer en la plaza me miró mal cuando me vio.
Tengo que cuidarme más porque si no se pudre.

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